Recién estamos comenzando a descubrir el potencial del ozono. Un poderoso desinfectante con una huella ambiental positiva, el ozono se usa en todo el mundo para mejorar la forma en que vivimos.
Actualmente, sabemos que el SARS-CoV se encuentra presente y las rutas de transmisión aún son objeto de debate. Por lo pronto sabemos que la vía de transmisión se consolida a través de las secreciones de pacientes que contraen el virus, principalmente por contacto directo con gotas respiratorias, que por su tamaño no se suspenden mucho tiempo en el aire, depositándose sobre las superficies, y además el contagio mediante el contacto de las manos o cualquier vector pasivo, con la mucosa de la boca, nariz u ojos. En base a ello, y considerando que las partículas del coronavirus son sensibles a agentes oxidantes, en el contexto de pandemia actual se ha planteado que la desinfección con ozono de aire y superficies en espacios cerrados puede tener un rol significativo en la lucha contra el COVID-19, por la reducción potencial de la carga viral ambiental y del riesgo de contagios.